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TRES VERDADES SOBRE LAS ELECCIONES VENEZOLANAS DEL DÍA 6

Este domingo, 6 de diciembre, mientras en el Estado español se celebra una Constitución que da continuidad en lo esencial a los principios del régimen franquista, en Venezuela tendrán lugar unas elecciones de vital importancia. Lo que se dirime no es sólo la composición y la correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional, sino si el país podrá continuar por el camino de la revolución e del socialismo del siglo XXI, o si, por el contrario, regresa a los tiempos de saqueo y enajenación de sus recursos, de democracia de cartón y de entrega total de la soberanía a los intereses del imperialismo.
Lo que está en juego en las elecciones del 6D
En un momento en el que está arroyando de forma particular la habitual guerra mediática desatada tanto dentro como fuera de Venezuela para desestabilizar el gobierno del PSUV y propiciar su caída, desde Mar de Lumes, como organización gallega del movimiento internacionalista, juzgamos interesante destacar algunas ideas que no aparecen en el gran circo de las corporaciones mediáticas.
En primer lugar, la lucha política que hoy se da en Venezuela ya no responde a la situación común en la mayoría de países, en la que unos pocos partidos se disputan la administración del mismo sistema económico, social y político. Al contrario, en estas elecciones, apoyar la opción del gobierno significa continuar en la revolución del denominado socialismo del siglo XXI; apoyar a la otra, en cambio, significa la cancelación inmediata del camino andado en los últimos años y la vuelta radical del neoliberalismo. Lo que está en juego, pues, es el sistema económico y, por lo tanto, social, que regirá el país, con consecuencias directas para otros países y pueblos de la región. Por eso, por los intereses económicos e geopolíticos que están en juego es por lo que las elecciones en Venezuela resultan centrales y el capitalismo transnacional está empeñado en tumbar el gobierno, por la vía electoral o por cualquier otra.
La guerra mediática
En estas circunstancias, Venezuela lleva años sufriendo los ataques de estos grupos de poder únicamente interesados en volver a convertir al país en una fuente de recursos con los cuales aumentar los márgenes de lucro. Unos grupos que demostraron, además, que no tienen límites para apoderarse nuevamente del gobierno. Las guarimbas, la quema de centros de atención médica primaria, o asesinato de líderes políticos del chavismo como Robert Serra, los planes para bombardear el Palacio de Miraflores (sede del gobierno nacional) o para producir levantamientos armados en sectores corruptos del ejército son ejemplos de estas prácticas antidemocráticas y criminales.
Cuando sus instigadores y organizadores fueron detenidos e encarcelados, los grupos mediáticos dentro y fuera del país decidieron considerarlos como «presos políticos», difundiendo el concepto de «régimen totalitario» con la intención de desprestigiar el gobierno. Llenar páginas u horas con las idas y venidas de familiares y abogados de esos presos, y no dedicar un segundo o una línea a las políticas reales del gobierno no es una casualidad. La estrategia violenta y a estrategia mediática de estos grupos de poder demuestra que la vía electoral no es más que una vía secundaria en su intento por recuperar el gobierno.
Las acusaciones de manipulación
En la estrategia de desprestigiar al gobierno, se toma la parte por el todo y se sostiene que la oposición (toda la oposición) venezolana está encarcelada, lo que sería, entre otras cosas, imposible de hacer. Pero no sólo eso: también se asegura que el gobierno manipulará las elecciones del 6 de diciembre. Sin embargo, las elecciones en Venezuela son, en cada ocasión, monitoreadas in situ por organizaciones internacionales, delegaciones de diferentes países (entre ellos, el Estado español), e interventores y apoderados de todos los partidos que se presentan. Nunca organismo o delegación internacional alguna denunció unas elecciones celebradas desde que Hugo Chávez fue investido presidente del país.
Por otra parte, es falso que el gobierno controle as elecciones, que pueda adelantarlas o atrasarlas (tal como sugirió el ex-presidente español Felipe González) o manipularlas de cualquier forma, porque su convocatoria y su funcionamiento no dependen del gobierno, sino del Consejo Nacional Electoral (CNE), un órgano independiente creado por la Constitución venezolana, con funcionamiento y presupuesto propios, y sobre el cual el gobierno no tiene atribuciones o competencias de ningún tipo. Con todo, las oligarquías y los grupos de presión económica invocaron el fantasma del fraude en todas las elecciones celebradas, atacando la legitimidad del CNE o el funcionamiento del proceso cuando no ganaron sus tesis, y obviando los informes favorables de los observadores internacionales en cada una de las convocatorias.
Galicia con Venezuela
En realidad, Venezuela posee hoy uno de los sistemas electorales más participativos del mundo. También de los más auditados y contrastados. En absoluto se puede decir que el gobierno manipule los resultados, por ser técnicamente imposible y por su compromiso demostrado con el respeto por la voluntad popular. Cuando en diciembre de 2007 Hugo Chávez perdió el referendo para profundizar la revolución — con la derecha invocando el fin de la propiedad privada y de la patria potestad de los hijos si el chavismo ganaba aquella elección —, los resultados fueron respetados y la reforma constitucional paralizada. Chávez y su gobierno, sin embargo, continuaron apareciendo como «régimen totalitario», lo que comprueba que el resultado es irrelevante y que el objetivo de la oligarquía capitalista dentro y fuera de Venezuela es parar la revolución.
Frente a este objetivo, desde Mar de Lumes denunciamos no sólo la violencia promovida por estos grupos desde hace meses, como también la presencia de agentes no venezolanos que responden a la estrategia desestabilizadora que ya vimos (y continuamos viendo) ser aplicada en otros lugares del planeta que el imperialismo pretende controlar. Os movimientos de solidaridad de todo el mundo están estos días con Venezuela frente a la injerencia extranjera. Y desde Galicia, como no puede ser de otra forma, también la solidaridad se posiciona en el mismo bando, en el del respeto por la soberanía de los pueblos y en el de un futuro bolivariano y de paz para Venezuela.

— Mar de Lumes - Comité Galego de Solidariedade Internacionalista

 

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